¿ESTÁ LA VIDA DE NUESTRAS NEURONAS EN NUESTRAS MANOS?

Durante largo tiempo, los biólogos estuvieron convencidos que el cerebro con la edad perdía su capacidad de producir neuronas nuevas. En el decenio de los noventa del siglo pasado se descubrió lo contrario: el cerebro maduro de los mamíferos puede producir neuronas nuevas. En 1998, neurocientíficos de los EEUU y de Suecia demostrarían que la neurogénesis también tiene lugar en los humanos.

Estos estudios empezaron con roedores. Se les inyectó bromodesoxiuridina (BrdU), un fármaco que marca a las células recién formadas y permite distinguirlas cuando se las observa a través de un microscopio. Así se pudo demostrar que, en ratas, aparecen cada día en el hipocampo de 5.000 a 10.000 neuronas nuevas.

Estas células no se generan a un ritmo regular. La neurogénesis se ve afectada por diversos factores ambientales: el consumo de alcohol las retarda, el ejercicio físico las estimula. Pero la mayoría de estas células cerebrales adicionales desaparecen al cabo de pocas semanas. Tras un cierto número de ensayos se comprobó con ratas que existía una conexión entre el grado de supervivencia de estas células y el uso que se hace de ellas. Es decir cuando más aprendemos, mayor es el número de neuronas nuevas retenidas.

¿Qué ocurre con los humanos? La observación coincide, en cierto modo, con los resultados en animales. Estos resultados resultan esperanzadores para los que quieran prevenir o estén en la primeras etapas de enfermedades como el Alzheimer, que provocan una pérdida progresiva de la memoria y de la capacidad de aprendizaje.

Dicen que es difícil enseñar trucos nuevos a un perro viejo, y ciertamente a muchos adultos les resulta difícil aprender algo nuevo, pero si día a día cambiamos nuestros hábitos y nos esforzamos en mantenernos activos y aprender cosas nuevas podremos llegar a una edad madura con el máximo de neuronas posible.

Fuente: Revista Investigación y ciencia nº392 Artículo de Tracey J, Shors.