sábado

EMOCIONES Y SALUD.....VÍNCULOS




Hoy sabemos que hay un fuerte vínculo entre las emociones y la salud, cuando se trata de sentimientos negativos como la ira y la hostilidad, la tristeza y la autocompasión, el estrés, la ansiedad, los miedos irracionales...

En la última década de este siglo se han llevado a cabo distintas investigaciones sobre cómo afectan a nuestro sistema inmunitario y cardiovascular estados emocionales tan negativos como los que acabo de enumerar y las conclusiones son preocupantes. Pero hoy me voy a referir a las emociones y sentimientos que curan, como la calma, la ecuanimidad y el sosiego, la relajación mental y física, la meditación, el optimismo, la actitud mental positiva, la bondad...

Al final de siglo, uno de los lastres que arrastramos los humanos es la adicción a seleccionar lo negativo, a ver lo malo, lo incorrecto y negativo de las personas, de las situaciones y de las cosas y tener graves dificultades para apreciar y valorar lo bueno, agradable y positivo.

Es bueno recordar que nuestra mente actúa como una lente de infinitos aumentos y si la focalizamos sobre aspectos negativos de nosotros mismos o de los demás, no sólo no los corregimos, sino que los aumentamos en proporción directa a la energía mental (atención-concentración) empleada, a la voluntad ejercida, a la visualización y al tiempo o frecuencia con que aplicamos nuestra lente mental.

La ley del aumento y la ley de atracción (todo atrae a su igual, a su semejante) unen sus fuerzas para bien y para mal. Por suerte para nosotros, podemos enseñar a nuestra lente mental a seleccionar, a focalizar lo positivo y acrecentarlo, en cualquier lugar y momento. Este sería un buen propósito para el resto de nuestras vidas, que deberíamos renovar de vez en cuando: enseñar a nuestra mente a enfocar lo bueno, gratificante y deseable y así conseguir que crezca y se multiplique.

Hay que empezar por aprender a relajar el cuerpo y la mente. Yo sugiero dedicar dos sesiones al día, de al menos 15 minutos cada una, para desconectar de todo, quedarse en paz con uno mismo y vaciarse de todo lo negativo. Además, durante este tiempo, todas las preocupaciones, proyectos e inquietudes deben quedar aparcadas. Convendría que al menos una de estas sesiones se prolongara durante unos minutos de meditación-reflexión sobre algo que sea para nosotros muy constructivo, provechoso y beneficioso y que, al mismo tiempo, también lo sea para los demás.

Otras emociones que debemos activar son el optimismo y el júbilo. El optimismo como actitud interna de ilusión y de esperanza y el júbilo como esa viva alegría que se manifiesta en signos externos expresivos: risa, sonrisa, abrazos, besos, caricias... Investigadores de la Universidad de Harvard demostraron que entre pacientes con tumores, la única diferencia entre los que sobrevivieron y murieron fue el sentido de júbilo en la vida.

La esperanza activa, el creerse capaz de hacer frente a las cosas y tener esa convicción de que se tiene controlada la situación es otra emoción que cura. Trabajar en algo en lo que siempre surgen imprevistos fuera del propio control produce ansiedad e hipertensión y favorece la úlcera gástrica.

Tener amigos, participar en la comunidad y cultivar el sentido de conexión y hermandad con los demás tiene relación con índices más bajos de mortalidad y mejor salud física y psíquica. Las conexiones humanas en general y también con animales de compañía amortiguan los efectos del estrés y los efectos beneficiosos son más notables, cuanto mayores y frecuentes sean las muestras de cariño y de afecto.

Finalmente, ver acciones nobles, generosas y solidarias e inducir estados mentales de bondad parece que nos hace más inmunes a las enfermedades. Hay que ser positivos y bondadosos aunque sólo sea por nuestro propio interés.

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